Colombia - Uso antisindical de pacto colectivo en BBVA

El banco español BBVA heredó el pacto colectivo que tenía Gran Ahorrar, tras su fusión con éste en 2005. También heredó la convención colectiva cuya titularidad manejaban, y aún manejan, tres sindicatos: ACEB (el más antiguo y mayoritario), UNEB y SintraBBWA (de empresa), que en ese entonces tenían unos 2.500 afiliados, de una nómina de 5.200 trabajadores. De tal suerte que la convención se aplicaba a todo el personal del banco.

Tras la fusión el banco se modernizó y mejoró su plataforma tecnológica, lo que dio vía libre a recortes de personal y a un cambio en la política laboral. Aumentan las cargas laborales y se generaliza los arreglos “voluntarios” para librarse de trabajadores antiguos, aparte de los que despide por procesos disciplinarios endurecidos. Así logró desprenderse de unos 600 trabajadores, en su mayoría sindicalizados, según cuenta María Consuelo Bautista, de la Junta Directiva Nacional de ACEB.

“A los trabajadores sindicalizados se les presentaban dos opciones: les regalaban el 20% más de liquidación para que se fueran del banco, o de todas maneras los despedían apenas con la liquidación de ley. Así que muchos prefirieron arreglar e irse. Es más, a los administradores de las oficinas se les bonifica si logran sacar gente del sindicato”, anota Bautista.

Y paralelamente arranca una política de tercerización mediante empresas temporales, que ha hecho que hoy, ocho años después, el BBVA tenga subcontratada casi la tercera parte de la nómina en las diferentes áreas de su negocio financiero.

Como resultado de todo esto los sindicatos quedaron con menos de la tercera parte de los trabajadores, lo que permitió a la empresa montar un pacto colectivo. Esto ocurrió en abril de 2006, cuando se convocó a un grupo de trabajadores haciéndoles firmar actas con el fin de renovar el pacto, con un propósito claramente antisindical, según María Consuelo Bautista.

En efecto, unos sindicatos que hace unos años, sumados, eran mayoritarios, ahora son minoritarios. El 80% del personal del banco está cubierto por el pacto colectivo, y el resto por convención, con el agravante de que tienen menos beneficios los primeros que los segundos. Previa evaluación, el banco otorga bonificaciones por diferentes conceptos, que pueden sumar $3 millones al año. Pero son evaluaciones subjetivas y sesgadas, porque quienes pertenecen al sindicato son mal calificados y nunca bonifican, dice Bautista. Además para los del pacto son superiores los auxilios educativo y de maternidad.

La gente sigue en el sindicato por su compromiso de lucha, y porque la convención tiene un punto que no tiene el pacto: la estabilidad, que data desde ante de 1990, punto que establece que el despido por justa causa debe ser probado ante un juez. En la negociación de la convención en el 2009 el banco quiso suprimir este punto, pero los tres sindicatos se unieron para defenderlo.

“Sin embargo —acota la señora Bautista— en algunos casos los jueces han fallado despidos a favor de la empresa. O sea que el punto de la estabilidad no lo están quitando por la vía judicial, a rajatabla”.

De todas maneras entre los afiliados al pacto hay mucha zozobra, porque cada vez se les exige mayor rendimiento laboral, deben cumplir metas más altas, so pena de ser sancionados o despedidos. En cambio los afiliados al sindicato tienen menos presión en ese sentido, lo cual es una buena razón para renunciar al pacto y afiliarse al sindicato.

Otro asunto denunciado por los sindicatos es que para la renovación del pacto colectivo (período 2013-2015) el proceso no se ajustó a la norma establecida en el CST. La empresa pagó a una firma encuestadora para que determinara la viabilidad del pacto, pero no hizo la denuncia previa. Simplemente convocaron a los trabajadores para que eligieran sus delegados y con ellos firmaron el nuevo pacto.

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