En verano, en las zonas del sur y el centro de China, chóferes de taxi convocaron una serie de huelgas en protesta por las subidas del precio de la gasolina y el estancamiento de los salarios. Los conductores reclamaban salarios más altos y tarifas más elevadas en respuesta a la subida de los precios. En Hangzhou por ejemplo, cerca de 1.500 chóferes de taxi se declararon en huelga durante tres días de agosto. En marzo, en Lanzhou, unos 5.000 conductores de taxi en huelga rodearon las oficinas del Gobierno provincial reclamando que cesaran las subidas de los impuestos y las multas. Los manifestantes tuvieron que enfrentarse a 300 policías y varias personas resultaron heridas.
En enero, varios chóferes de autobús resultaron heridos en un enfrentamiento con la policía durante un conflicto salarial. La huelga empezó cuando los conductores de diversas rutas de autobús en Shenzhen solicitaron negociar con la dirección los niveles salariales y políticas de establecimiento de sueldos. No obstante la dirección se negó a negociar con los trabajadores y llamó a la policía.