Más de 250 manifestantes perdieron la vida durante los ataques de las fuerzas de seguridad del Estado en los meses de octubre y noviembre de 2019, en el marco del amplio movimiento de protesta contra la corrupción y el desempleo. Los manifestantes reclamaban empleo, mejores servicios sociales y que se ponga fin a la corrupción gubernamental generalizada. Las fuerzas de seguridad atacaron reiteradamente a los manifestantes utilizando munición real, explosivos y granadas de concusión.
El 29 de octubre, decenas de miles de manifestantes se congregaron en la Plaza Tahrir de Bagdad, para protestar contra la corrupción y el desempleo. Las fuerzas de seguridad emplearon munición real y dispusieron francotiradores en las azoteas para disparar a los manifestantes. Ese mismo día, en Karbala, hombres enmascarados atacaron a manifestantes dejando un saldo de 18 muertos.
Los sindicatos iraquíes se involucraron en las movilizaciones que han venido desarrollándose desde el 1 de octubre de 2019. La Conferencia de Federaciones y Sindicatos de Trabajadores Iraquíes, una alianza de centrales nacionales, emitió un comunicado en el que expresaba su apoyo a las reivindicaciones de los manifestantes, culpando a los partidos políticos y al Gobierno por la pobreza, el desempleo y la corrupción que desencadenaron las protestas, así como por la violenta respuesta gubernamental.
El sábado 2 de noviembre, al menos una persona perdió la vida y decenas resultaron heridas en enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas de seguridad cerca de la Plaza Tahrir. Agentes antidisturbios desplegados a lo largo de los puentes lanzaron gases lacrimógenos para dispersar la manifestación. Se realizaron además al menos 81 detenciones durante las protestas.