El 9 de mayo, cuatro trabajadores mineros murieron a causa del colapso de un ascensor en un pozo de carbón en Tkibuli, en el centro de Georgia. Tras la noticia, estallaron protestas de solidaridad en la capital de Georgia, Tiflis, donde fueron arrestados tres activistas.
El grupo de estudiantes de izquierdas Auditorium #115, que lucha por mejores condiciones laborales, realizó una manifestación de protesta y solidaridad el mismo día del incidente. Los manifestantes instaron al Gobierno a fortalecer las inspecciones laborales para evitar muertes.
A medianoche, un grupo de manifestantes intentó bloquear la gran avenida central Rustaveli frente al parlamento de Georgia. Este intento produjo un enfrentamiento con la policía y tres manifestantes fueron arrestados por “actos de incivilidad” y “desobediencia a la policía”. Los tres fueron liberados a la mañana siguiente y comparecieron ante el tribunal el 19 de mayo. Después de los enfrentamientos con la policía, algunos activistas decidieron desplazarse a la residencia de los propietarios de la empresa. Los trabajadores mineros ya habían organizado una huelga en febrero de 2016 señalando que era habitual quedarse encerrados en la mina y verse obligados a trabajar en condiciones difíciles. La huelga terminó al cabo de dos semanas, tras llegarse a un acuerdo con la empresa sobre un aumento salarial gradual del 10 por ciento.
