Pese a la recuperación y el crecimiento económicos, siguen aplicándose criterios muy rígidos en el marco de las negociaciones de incrementos salariales, y según la UGT, algunos empleadores todavía se muestran reacios a negociar cuestiones importantes como la conciliación entre trabajo y familia, o prestaciones sociales complementarias.
La UGT informó que, en el sector público, aunque el Gobierno asumió ciertos compromisos con los sindicatos para discutir algunos temas prioritarios (una evolución positiva respecto a años anteriores, desde el cambio de Gobierno a finales de 2015), sigue habiendo limitaciones a la hora de negociar todas aquellas cuestiones que tengan un impacto presupuestario (especialmente salarios).
En el sector privado, muchos sindicatos se quejan de la postura adoptada por los empleadores, negándose a negociar determinadas cuestiones como aumentos salariales, jornadas laborales (ej. horas extra), beneficios sociales, acoso, evaluaciones de rendimiento y clasificación profesional.