Israel - Abuso y explotación de trabajadores migrantes (2011)

Según las estadísticas locales, Israel cuenta con unos 255.000 trabajadores migrantes de los que unos 125.000 son ilegales. Los abusos son frecuentes, en especial en el sector agrícola, donde son frecuentes las malas condiciones laborales y de vida, los horarios de trabajo largos, los salarios por debajo del mínimo y otras formas de explotación. Además de trabajadores asiáticos y de Europa Oriental, también hay decenas de miles de palestinos que trabajan para empleadores israelíes como extranjeros con documentación o indocumentados. La tensión racial entre los inmigrantes y refugiados con los israelíes ha ido en aumento, al igual que los ataques a inmigrantes.

Las mujeres representan la abrumadora mayoría de los trabajadores migrantes en Israel, constituyendo más del 80% de los trabajadores en el sector del cuidado a ancianos y enfermos. Estas trabajadoras son especialmente vulnerables a situaciones de trabajo forzado y servidumbre por deudas y la explotación sexual de las trabajadoras extranjeras está muy extendida. Las cuidadoras extranjeras también están excluidas de la protección legal del defensor del pueblo en lo relativo a los derechos de los trabajadores migrantes, excepto en casos de violencia, tráfico de personas o esclavitud.

En el 2006, el Tribunal Supremo decidió que la política estatal de vincular a los trabajadores migrantes a sus empleadores infringía sus derechos fundamentales y debía revocarse. Sin embargo, en la práctica esta política sigue existiendo; los trabajadores migrantes que dejan su trabajo se convierten inmediatamente en residentes ilegales expuestos a la deportación.

En noviembre del 2010, unos 30 trabajadores tailandeses que habían llegado a Israel a través de las agencias de empleo Interman y Farmer’s Aid presentaron una reclamación a su empleador respecto a sus condiciones de trabajo y enviaron un fax a una ONG que defiende a los trabajadores migrantes. Al parecer, el empleador descubrió el fax y trasladó al trabajador que lo había enviado. Los otros trabajadores no pudieron contactar con él hasta el día siguiente, cuando descubrieron que estaba de vuelta en Tailandia, ya que le habían deportado esa misma noche. Los trabajadores se habían quejado debido a los largos horarios de trabajo, los bajos salarios, los pocos días de vacaciones y las míseras condiciones de vida.

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