El 21 de octubre de 2010, la sección local del sindicato Korean Metal Workers Union (KMWU) de la fábrica Korea Electronics (KEC) inició una sentada para protestar por los despidos y la represión antisindical. No obstante, la empresa, así como las autoridades locales y el Gobierno, movilizaron a 1.000 policías antidisturbios para contener la protesta. La policía impidió que los grupos de solidaridad llevaran alimentos y material de primeros auxilios a los trabajadores, contra quienes utilizó además cañones de agua. Cinco miembros del sindicato resultaron gravemente heridos cuando un helicóptero de la policía voló por encima de ellos a baja altitud. Kim Joon-il, Presidente de la sectorial regional del KMWU, se encontró cara a cara con la policía que esperaba arrestarlo cuando acudiera al lugar que la empresa le había indicado para llevar a cabo las negociaciones. Se inmoló con fuego en señal de protesta y fue llevado al hospital en estado crítico.
El 3 de noviembre la empresa prometió reanudar las negociaciones, y los trabajadores suspendieron su acción. No obstante, para finales de año, no se había celebrado ninguna sesión de negociación y, en cambio cuatro miembros sindicales se encontraban detenidos.