Después de una serie de promesas incumplidas para mejorar las condiciones de trabajo y los salarios, unos 70 trabajadores de la construcción de origen nepalí iniciaron una huelga de dos días, el 11 y 12 de noviembre. Durante las negociaciones la dirección no accedió a satisfacer ninguna de las reivindicaciones de los empleados. Los trabajadores de la Maeda-CREC-SELI Joint Venture estaban recibiendo unos sueldos diarios muy bajos y ninguna de las prestaciones adicionales habituales que reciben otros trabajadores. Asimismo, no disponían de descansos para el almuerzo ni para tomar un café. Además, sólo se proporcionó un contenedor para que los trabajadores pudieran cambiarse y descansar, contrariamente a las normas de higiene de Hong Kong.
Defraudados, los trabajadores contactaron al Nepalese Construction Workers Union y al Construction Site General Workers Union solicitándoles ayuda. Los responsables sindicales acudieron al lugar de trabajo y, como resultado, el 13 de noviembre la dirección cerró las puertas negándoles la entrada a todos los trabajadores nepalíes. Los trabajadores permanecieron afuera, pero el responsable de la dirección llamó a la policía y al Ministerio de Trabajo. El 15 de noviembre los trabajadores fueron a trabajar pero se les volvió a negar la entrada. Entonces organizaron una manifestación coordinada por los sindicatos, después de la cual los funcionarios del Ministerio de Trabajo acudieron para arbitrar entre la dirección y los trabajadores. A las cinco de la tarde llegaron a un acuerdo con la empresa, por el cual ésta acordaba pagar una hora extra por cada ocho horas de trabajo, descansos de 20 minutos para todos los trabajadores, el pago de los salarios correspondientes a los dos días en que los trabajadores habían estado en huelga y la reincorporación de todos los trabajadores que aprobaran el acuerdo. A pesar de que no incrementaron los salarios, ésta ha sido la primera victoria importante para el sindicato Nepalese Construction Workers Union desde su creación en 2007. La comunidad nepalí, establecida en Hong Kong desde hace mucho tiempo, es con frecuencia víctima de discriminaciones y suele estar mal pagada.