Durante el intento de golpe de Estado, a principios de septiembre, el movimiento sindical declaró una huelga nacional para marcar su oposición a los golpistas. Condenando enérgicamente y sin ambigüedades el intento de derrocar el Estado de Derecho, los sindicatos se convirtieron en protagonistas clave de la resistencia de la sociedad civil. Sin embargo, a mediados de noviembre, varios trabajadores/as que sostuvieron esta huelga todavía seguían siendo objeto de sanciones por parte de sus empleadores.