En enero de 2011, Salama Isleem resultó herido por disparos israelíes cuando recogía gravilla cerca de la frontera con Israel. Varios cientos de palestinos se dedican a recoger gravilla de los escombros a lo largo de la frontera, pero se ha empezado a disparar contra estos trabajadores a diario, desde que Israel declarara una zona de seguridad de 300 metros en sus fronteras con la Franja de Gaza en febrero de 2010. A pesar de los riesgos, los trabajadores siguen recogiendo gravilla de los escombros de edificios demolidos que fueron destruidos por los aviones de guerra israelíes en los últimos años o antiguas viviendas de colonos judíos. Los trabajadores cavan y remueven los escombros para separar la gravilla, que luego venden a fábricas locales que necesitan materia prima debido a que desde 2006 está vigente la prohibición de importar materiales de construcción a la Franja de Gaza. El ejército israelí presuntamente ha herido a cerca de 130 de estos trabajadores en Gaza desde febrero, y ha matado a seis desde marzo; la mayoría de ellos jóvenes veinteañeros. Los agricultores que tienen situadas sus granjas cerca de las fronteras también han sido blanco de los disparos.