Mongolia sigue siendo país de origen para la trata, fundamentalmente de mujeres, en su mayoría con destino a China y a otros países asiáticos. Las ONG locales también han informado de un aumento en la trata de sexo y la prostitución forzosa en el interior del país. Las autoridades han hecho muy poco para frenar y procesar a los delincuentes.
La legislación de Mongolia prohíbe específicamente el trabajo forzoso, pero siguen llegando informes con relación a la situación de unos 250 trabajadores norcoreanos empleados principalmente en la minería, fábricas, servicios públicos, transporte, construcción, servicio al cliente y servicios sanitarios. Parece ser que se les ha prohibido abandonar el trabajo y que no pueden quejarse de las condiciones laborales.
Se calcula que unos 200.000 trabajadores/as chinos están trabajando en Mongolia. En septiembre se descubrió que 20 trabajadores chinos que se encontraban supuestamente desaparecidos habían permanecido en el país sin visado de trabajo e iban a ser repatriados. Según los medios de comunicación locales, un total de 84 trabajadores migrantes de Huarong llegaron a Mongolia a través de una agencia de trabajo china. El primer grupo de ellos, que tenían visados de turista, abandonaron China a mediados de agosto, y al llegar a Mongolia les retuvieron el pasaporte. Según varios de los trabajadores, a continuación fueron “comprados” por empleadores mongoles por un importe de aproximadamente RMB 4.000 (cerca de EUR 450) y tuvieron que trabajar como esclavos. Un informe afirma que se están llevando decenas de miles de trabajadores migrantes chinos a Mongolia para trabajar en los sectores de la construcción y la minería en circunstancias parecidas.